La Isla de Queimada Grande es célebre en todo el planeta debido a la gran cantidad de serpientes que hay; de hecho, a este enclave de Brasil también se le conoce como ‘la isla de las cobras’, aunque no hace falta cruzar todo el océano para descubrir un islote repleto de terroríficas criaturas. En la otra punta del Atlántico, mucho más cerca de España, se encuentran las Islas Desiertas, un archipiélago cercano a la isla de Madeira que es uno de los rincones más curiosos de todo Portugal.
Conformado por tres islotes deshabitados, este archipiélago no es como las Azores, las Canarias y el resto de lugares que conforman la cercana Macaronesia, sino que asemejan casi más a un paraje marciano. Están totalmente deshabitadas por humanos, aunque eso no quiere decir que no haya un habitante muy común, sobre todo en su Isla Grande, y es que por algo la llaman la ‘isla de las tarántulas’. Tienen acceso restringido y son prácticamente desconocidas para la mayoría, aunque la realidad es que son un lugar muy peculiar y especial en medio del océano.
Las Islas Desiertas, un lugar inhóspito junto a Madeira

Las tres islas que componen el archipiélago son Deserta Grande, Ilhéu Chão y Bugio, aunque la más destacable de todas, por tamaño, es la primera. A pesar de estar ubicada a apenas unos kilómetros de Madeira, el paisaje es radicalmente opuesto al que se puede encontrar en la ‘Isla de la Primavera Eterna’, ya que los parajes repletos de una exuberante vegetación se sustituyen por entornos inhóspitos y salvajes, y los tonos verdosos que cubren todos los enclaves madeirenses se cambian por las tonalidades rojizas dignas de Marte.
Están totalmente deshabitadas debido a la compleja morfología del terreno y las casi testimoniales condiciones adecuadas de vida, y eso que se han llevado a cabo numerosos intentos para habitarlas a lo largo de los siglos. Durante un tiemo fueron de propiedad privada, pero desde los años 70 pertenecen a Portugal y desde 1995 están declaradas reserva natural, ya que a pesar de que ningún humano viva en estas áridas y rocosas tierras, lo cierto es que albergan una gran cantidad de especies, pero hay una que destaca sobre las demás: una tarántula.

Entre las características rocas de la isla de Deserta Grande habitan unos 2.000 ejemplares de la Hogna ingens, una especie de tarántula endémica de este archipiélago de gran tamaño (pueden alcanzar 12 centímetros) y que está considerada como la más grande de toda Europa. Eso sí, en el archipiélago también cohabitan otros animales como focas y varias aves, lo que crea un ecosistema con una biodiversidad considerable.
La enorme importancia natural de estas islas y su condición de reserva natural hace que sea imposible acceder a ellas, salvo en casos muy concretos como por ejemplo las expediciones científicas. Aun así, son muchos los curiosos que se acercan al archipiélago en sus barcos y se quedan sobre las aguas atlánticas contemplando uno de los enclaves portugueses de ultramar más sorprendentes y desconocidos.