Nueve horas de vuelo para volver de nuevo al origen


Todo ocurrió el pasado día 10, lunes. El vuelo BA195 partió de Londres Heathrow como de costumbre, con destino a Houston, Texas. El despegue tuvo lugar a las 9.57 de la mañana, 32 minutos después de la hora programada, retraso no relevante en un vuelo de largo radio.

El avión era un B787 y su matrícula la G-ZBKN. Todo discurrió normalmente hasta que pasaron cuatro horas y media y el aparato ya estaba en las costas canadienses de la península de Labrador, en Terranova. En ese momento, inesperadamente, los pilotos enfilan el sur durante un rato y después reemprenden su ruta hacia Europa. A las ocho horas y cincuenta y siete minutos de vuelo el avión tocó tierra, un poco antes de lo previsto, pero muy lejos de lo esperable: el avión estaba nuevamente en Heathrow, su punto de partida.

Los pasajeros desembarcaron y fueron trasladados a un hotel hasta que este martes nuevamente volvieron a cruzar el Atlántico, esta vez con final feliz.

La compañía explicó en un comunicado que el retorno tuvo lugar como medida de precaución ante un “fallo técnico de menor importancia”.  Menos mal que todo se debió a algo de menor importancia, porque las complicaciones y los costes de tamaña excursión deben de haber sido importantes. No hay certeza alguna de qué falló.

 



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