No se puede negar que visitar destinos costeros en invierno cuenta con numerosas ventajas. Más allá de que sea un auténtico lujo poder disfrutarlos sin turistas, es en este momento del año cuando estos lugares muestran su propia esencia. Y es por esto que la Costa Vasca (no solo la española, también la francesa) se convierte en una de las mejores opciones para una escapada fuera de la época estival. Si estás planeando unas vacaciones en Euskadi, te animamos a que te acerques a una de las ciudades más animadas y elegantes de Francia: Biarritz.
Situada en el Golfo de Vizcaya y a tiro de piedra de San Sebastián, en esta localidad del sur de Francia podrás disfrutar de su pasado aristocrático, lugares culturales y un rico patrimonio natural y gastronómico. Y aunque sus olas atraen a surfistas de todo el mundo, siempre es un gusto descubrir y disfrutar también de su cara más tranquila y sosegada.
Una ciudad francesa con una atmósfera muy especial
No negaremos que bañarse en sus playas y sortear sus olas es parte de su atractivo, pero Biarritz también acumula buena parte de su belleza en sus calles repletas de bonitas villas que compiten unas con otras en elegancia y poderío. Todas ellas son el resultado de que la ciudad se convirtiera en el destino de veraneo por excelencia de la realeza europea durante el siglo XIX.

Por supuesto, entre todos los edificios te darás cuenta que hay uno que destaca sobre todos los demás: el magnífico Hôtel du Palais, famoso por acoger en su época grandes fiestas a las que acudían los más destacados personajes europeos. Napoleón III mandó construirlo en 1854 para que la emperatriz Eugenia pasase sus veranos en esta localidad. Tras ser residencia real de vacaciones pasó a ser un casino y posteriormente un hotel de lujo, que aún hoy encarna el glamour de esta ciudad.
El puerto de pescadores

Situado en el paseo marítimo y a solo unos metros del centro, este pintoresco lugar está rodeado de pequeñas casas blancas, conocidas como crampottes, algunas reconvertidas en restaurantes con vistas a los viejos barcos pesqueros. Aunque es un puerto bastante pequeño, es innegable su encanto, sobre todo porque en pocos metros acoge el alma de la localidad. Además, es uno de los mejores sitios para descubrir la gastronomía de la zona, especializada en sabrosos platos de pescados y mariscos. Podrás comprobar que en Biarritz se come muy bien, claro que no podía ser de otra manera estando en territorio vasco.
El lugar más visitado de Biarritz

No se puede visitar Biarritz sin cruzar la pasarela que conduce hasta el famoso Peñón de la Virgen, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Construido durante la época de Napoleón III, posteriormente se cavó una galería en la roca para situar la estatua de la Virgen y el Niño.
El Mirador de la Atalaya

Y nuestro paseo sigue, siempre con la mirada puesta en el mar, para llegar hasta el mirador de Atalaye. Desde este punto podrás disfrutar de una bella panorámica de los principales puntos de interés de Biarritz, con la Grande Plage, el casino Barrière, el puerto pesquero y el Peñón de la Virgen frente a ti, mientras escuchas el sonido de las olas rompiendo contra los acantilados.
Y de mirador en mirador, porque la Roca de Basta, un pequeño islote recubierto de vegetación, es otro de los lugares que ofrecen una bella imagen de la ciudad, en este caso con la fisonomía de la imponente iglesia de Saint Joseph de fondo.
El capricho de la emperatriz Eugenia

Hay una pequeña joya de estilo hispano-morisco y romano-bizantino que te recomendamos no perderte porque estamos seguros que te va a encantar. Se trata de la Capilla Imperial, que fue construida en 1864 por encargo de la emperatriz Eugenia muy cerca de su lujosa residencia. Dedicada a la virgen negra mexicana Nuestra Señora de Guadalupe, está considerada un monumento histórico y solo se puede acceder mediante visitas guiadas. Precio de la entrada: 6 €.
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