Croacia es un país maravilloso que cuenta con un sinfín de enclaves mágicos. Esta nación de los Balcanes es una de las grandes bellezas que se pueden encontrar en Europa, y por eso son cada vez más los que se aventuran a ir hasta allí para disfrutar de sus infinitos encantos.
Desde España podemos encontrar vuelos directos a ciudades como su capital, Zagreb, un destino en el que descubrir un entorno natural único y una urbe que demuestra a la perfección la historia y cultura del país. Pero Croacia es mucho más que la capital.
Los pueblos preciosos como Bale, Hum o Umag decoran el territorio croata, pero entre sus grandes bosques y costas encontramos una ciudad cuyos encantos dejan sin palabras a todo el que la descubre. La mezcla de historia, cultura, arte y paisajes de ensueño convierten Split en una parada obligatoria en tu visita a Croacia.
Split, la preciosa ciudad costera de Croacia
Viajamos hasta Split, la segunda ciudad más grande de Croacia y donde viven algo más de 161.000 personas. Ubicado en la costa adriática, en la histórica región de Dalmacia, este precioso enclave está rodeado casi por completo por el mar, a excepción de la gran pared de montañas, como el Marjan, que le vigila las espaldas.
En las costas de Split habitan cuatro islas que aumentan todavía más la belleza de su entorno natural. Las islas de Brač, Hvar, Šolta y Čiovo pueden visitarse en alguno de los barcos que parten a diario del puerto de la ciudad, pero antes de abandonar Split, vamos a conocer un poco más sobre su historia.
El origen de la ciudad se remonta a cerca de 17 siglos atrás, cuando el famoso emperador romano Diocleciano mandó construir allí un gran e imponente palacio en el que vivir durante años en este destino que se encontraba muy cerca de la ciudad romana de Salona. Este edificio se convertiría años después en el epicentro del turismo de Split y el motivo por el que muchas personas la visitan.
A día de hoy, el Palacio de Diocleciano, ubicado en el casco histórico de la ciudad, está incluido en el listado de Patrimonio Mundial de la UNESCO. El edificio logró este galardón en 1979 gracias a su gran conservación y por la importancia que tiene en la cultura y sociedad de los croatas.
El palacio no es el único monumento histórico de Split, al pasear por la ciudad podremos encontrar numerosas ruinas y elementos arquitectónicos del imperio romano que harán que recorrer sus calles sea como hacer un viaje en el tiempo. Los mercados artesanales, los bares y restaurantes locales y las pequeñas tiendas de souvenirs aportan a Split ese toque encantador que no querrás abandonar jamás.
El toque final que le pone la guinda al pastel de esta ciudad croata son sus impresionantes playas. Las costas de Split y sus islas son unas de las más bonitas del país y todo el que las visita se queda sin palabras. Sus aguas de azul turquesa y la arena dorada nos harán sentir en una playa paradisíaca de las Maldivas, pero sin salir de Europa.
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