El 8 de agosto fue un día prescindible para Alan Joyce, el ex CEO de Qantas, la aerolínea más importante de Australia. Porque ese día Joyce perdió 9,26 millones de dólares en unos minutos. Como si nada (Qantas admite una sanción por un engaño nunca visto).
Joyce había ocupado la dirección de Qantas desde 2008, años en los que si no consiguió hundirla, sí la llevó a sus niveles máximos de desprestigio. Los escándalos en su mandato se fueron sucediendo en cadena. Ha habido casi para todos los gustos, como los despidos absolutamente arbitrarios durante el Covid, las maniobras para frenar toda expansión de Qatar Airways en Australia o lo que fue el colmo del abuso, que le costó 120 millones de dólares a la compañía: Joyce había decidido durante la pandemia poner a la venta vuelos que él y toda la aerolínea sabía que no se iban a operar. Los puso a la venta y algunos viajeros compraron billetes para esos vuelos. Llegado el momento, se les decía que por culpa del Covid no operarían, pero que el dinero no se devolvería.
Este escándalo que indignó a Australia por deliberado y absolutamente abusivo fue superado por la espectacular indemnización de más de 10 millones de dólares que Joyce se atribuyó a sí mismo al abandonar el cargo.
Pero ahora el consejo de administración ha decidido retirarle la mayor parte de la indemnización, más otro millón por otros conceptos, considerando el “daño reputacional” en el que sumió a la aerolínea durante su mandato, sobre todo al final, con el Covid.