La primera quincena de julio, según han revelado a Preferente varios líderes hoteleros, se ha cerrado en los principales destinos turísticos españoles con ocupaciones que han llegado a rondar el 70 por ciento, lejos de lo esperado para una temporada alta considerada de récord.
Pese a que en las últimas semanas la actualidad turística en la prensa generalista se ha centrado en las protestas contra una supuesta masificación, la realidad de las cifras en el arranque del verano contrasta con una aparente saturación en las mayores zonas vacacionales del país (Impacto mundial de los ataques a turistas en Barcelona).
Varios fenómenos se apuntan para explicar esta coyuntura como el cada vez más evidente y acusado parón del consumo en los principales mercados emisores ante el enfriamiento de su economía, unido a las inestabilidades políticas y electorales, y a la celebración de la Eurocopa que se ha acabado tras derrotar España a Inglaterra en la final del pasado domingo.
Sin embargo, una vez dejados atrás estas dos coyunturas, el sentir de algunos primeros espadas del sector es que en contrapartida a esta cierta decepción con la demanda al inicio de la temporada alta, agosto se presume con una concentración algo más elevada que compense a quienes han dejado de viajar en los primeros días de julio.
El clima apacible desde hace semanas también se apunta como otro motivo para explicar este irregular comportamiento de las ventas hoteleras dentro de un pico de temporada alta, y ahora el temor es que una oleada de reservas complique la operativa en los días más deseados del año para alojarse junto a las playas.
